lunes, 17 de noviembre de 2014

(252) TORMANTOS I. Palacio de los López Dávalos



En las webs de turismo de La Rioja se dice que es el palacio de don Ruy López Dávalos pero a poco que mire uno la biografía de tan célebre señor del siglo XV se dará cuenta enseguida de que le sobra lo de "don Ruy". Dejémoslo en palacio de algunos descendientes López Dávalos y hagámonos cruces de la ignorancia sobre nuestro pasado al ver que nadie dice nada del marquesado que muestra su escudo:


El actual estado del palacio y su capilla van parejos con el interés por la historia. Lo más que hemos podido encontrar es lo que dice el cartelito que ha colocado el ayuntamiento: que fue palacio, que luego fue convento y que acabó dividido en varias viviendas.



Vamos a ver el parcelario actual antes de hacer un recorrido por sus fachadas:


Y es que la división en lotes del antiguo palacio o convento parece hecha por un artista contemporáneo de la línea quebrada. Ahora ya podemos sorprendernos menos de lo que vamos a ir viendo por el exterior. Las nervaduras al aire de la capilla fueron la imagen del poster de una de las primeras Jornadas de Intervención en el Patrimonio del Colegio de Arquitectos de Logroño hace casi cuarenta años...¡y sigue igual! O peor, claro. El cartelito turístico se complace en decir que las podemos ver por el óculo de la fachada oriental. Y así es.


Nos echamos para atrás, no sólo del espanto, sino para coger perspectiva y vemos el extraño híbrido que forma la capilla con el fragmento de palacio o casa a su izquierda, porque la fachada engaña.


Entre la capilla y la parte de la casa donde está el escudo del marquesado se extiende un paramento de huecos más o menos neutro y ordenado donde alternan ventanas y balcones.



La unidad del alero hace también que podamos aún sentirnos ante lo que pudo haber sido uno de los palacios urbanos con más fachada de la Rioja, 26,5 metros más los 9 metros de la capilla, 34,5 metros. En la actual casa de la derecha advertimos ya en planta baja el revestimiento de forropiedra que vamos a encontrar también en el cuerpo de la casa presidido por el escudo:


Amén del lavado (o deslavado) que le han hecho al sillarejo del piso principal y del bajocubierta.

Como tenemos la oportunidad de entreverlas por detrás, no nos privamos de hacer un par de fotos.




No digo yo que vuelva a ser palacio de nadie, pero cuidar esa ruina, saber de su origen y hacer una reconstrucción virtual de sus plantas o crujías nos devolvería un poquito de la dignidad perdida. Aunque viendo las trazas del Ayuntamiento que han hecho enfrente (al lado de la Iglesia) o las decoraciones de la fachada de la casa contigua (la número 9) mejor no pedimos nada y nos contentamos con haber llegado a ver lo que hemos visto. Que todo puede ir siempre a peor.



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